Patrón Sayagata
Patrón Sayagata, 2019. Pieza de pared. Plantilla de vinilo y aerografia. Dimensiones variables

En el libro Los Signos (1953) del olvidado Pedro Astete, el autor afirma que la Swastika, en patrón repetido, es la matriz de nuestra realidad. La pieza de pared es del mismo modo una especie de matriz arquitectónica: acogen, comprenden la realidad de lo que está enmarcado, de lo que aquí llamaríamos histórico o coyuntural. En este caso lo enmarcado es la Swastika desenterrada, como un cadáver insepulto que da cuenta de lo escondido y de lo reprimido del Siglo XX, heredado en el nuevo siglo. Un siglo que solo será joven cuando comprenda origen, y por ese canal se libere de sus pesadillas. El origen entonces, esta en el futuro, cómo en la famosa escena de Charlton Heston postrado frente a la estatua de la libertad enterrada en la arena, en El planeta de los simios (1968); y al hallarlo se habilitará el contacto con un mapa que da cabida a un pensamiento nuevo, aquel que ya no repite sino que proyecta una luz nueva y original, la de la consciencia liberada del lastre de su sombra que de otro modo la torna atáxica y autodestructiva.

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En la novela Contact es clara la clave planteada a este nivel. Hay un retorno necesario, al origen del trauma. Ese lugar es totémico, lo cual equivale a decir que de ningún modo es el Nazismo la primera iteración de la fuerza matriz desviada hacia el poder y la dominación. La batalla por el tiempo es arquetípica, por ende esencialmente atemporal. Todo ello para entender los ecos de nuestra historia en el presente, para dar los pasos que siguen: contacto con el otro y cambio del mapa de consciencia en el que vivimos al de un universo holográfico, en el cual estamos invitados a viajar sin limitaciones en lo que ya está aquí, al alance de la mano (de main). El sitio del encuentro es arquetípico, es el lugar donde se toma de la fuente y aparece la salud del “cuerpo social” en todo su espectro del arco iris, sin que haya taboos malignos en ese concepto.

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