A) Una captura de pantalla de la primera vez que se percibió ruido digital en vez de ruido analógico en la televisión, en un apartamento en cercano a Checkpoint Charlie en Berlín alrededor del tiempo cuando Alemania fue anfitrióna de la Copa Mundo de fútbol. Esto fue al mismo tiempo que salieron las banderas del nacionalismo alemán en todas las ventanas, las que habían estado prohibidas por una mordaza consciente e inconsciente durante medio siglo.
B) Una captura de ruido digital en la pantalla del metro de Berlín, tomada en 2016, superpuesta con un doble de sí misma a un ángulo ligero que crea un patrón circular de interferencia.
El Fenómeno de Voz Electrónica (EVP o FVE) es un fenómeno llamado paranormal, donde la estática u otro ruido de fondo producen voces reconocibles que tienen sentido para el oyente. Pero poder captar un evento EVP es una habilidad, al igual que el aprendizaje de un nuevo idioma: depende de la capacidad del oyente para captar las señales débiles. Lo complejo aquí es que el sentido se imprime en un medio infinitamente opaco, pero además el intérprete —igualmente llamado médium o canal— también es infinitamente opaco ya que es el eterno estudiante de un lenguaje que es de facto interminable. En algún momento se produce una canalización, pero eso es otro concepto paradójico, puesto que el dicho canal conduce una señal que es en sí un torrente de ruido; y después ese ruido será presa de otra interferencia: la de la interpretación. Nada se puede distinguir adecuadamente y nunca una prueba es definitiva. El tipo de investigación psíquica que se centra en las pruebas finales es una tarea exasperante tanto para el escéptico como para el adepto: siempre hay un remanente que destruye la conclusión. El contacto es un laberinto sin fin de un aquí compuesto de insinuaciones de un otra parte y un otra parte, construida exclusivamente por el plano radicalmente inmanente de lo encarnado. En otras palabras, esta no es una avenida de sentido único; se trata de una migración circular, absolutamente desorientadora.
El Fenómeno de Voz Electrónica (EVP o FVE) también puede ser descrito como pareidolia auditiva, es decir, interpretación de sonidos fortuitos como voces en el idioma propio, o más generalmente como apofenia, término que refiere a la percepción general de patrones en el ruido. Estos son los términos en los que la psicología clásica ordena esta materia imprecisa, en una forma precisa. Para dicha disciplina el test de Rorschach, por ejemplo, es sólo una técnica mediante la cual las imágenes reprimidas se traen a un primer plano, y nada más. Sin embargo, este no es el final de la historia, ya que Rorschach bien puede concordar con recuerdo reprimido en un verso, pero también con Oráculo de Delfos en el siguiente (en realidad concuerda con los dos en cada instante).
Otro término que se inventó para hablar de estos fenómenos fue el término Trans-Comunicación Instrumental (ITC o TCI): es la comunicación a través de cualquier tipo de dispositivo electrónico como grabadoras, máquinas de fax, televisores o computadores, entre los espíritus u otras entidades desencarnadas... y los vivos. Obsesionada, como es nuestra cultura, en darle a todo un perfil de guión infantil, hay un énfasis en la idea de escuchar mensajes de amigos fallecidos, parientes y extraterrestres estereotipados. Pero es más interesante evocar la letra de las canciones de la esfera ITC o EVP, como una música que era inaudible hasta que el oyente que podía escucharla hizo su aparición en la escena - es lo que quiere decir la palabra consciencia, en su adentro y su afuera simultáneo. Hay una manera más propicia de acercarse a ello: la máquina que se sintoniza con el significado es la propia persona —ruido, máscara— del médium psíquico. Una vez más, la verdad que emerge, o aquella que inmigra, no puede distinguirse del contenedor en el cual hizo su aparición.
El autor de Contact juega con un tema desde el principio de la novela, un tema propio de su biografía: el enfrentamiento entre la mente del científico materialista y el de la “persona de fe”. Toda la novela de alguna forma es la circunnavegación de una oposición esencial, y de sus zonas grises. ¿Cómo se traduce al conocimiento aquello que es producto del uso de facultades que están más allá de las que se pueden cotejar con los principios de la realidad consensuada? La fe de Ellie —su límite inmediato y fulgurante con su persona científica materialista— no se basa en otra cosa que en la certeza sobre lo vivido en un estado de consciencia alterno, es decir, en otro cuerpo, en otra consciencia. No es una superstición, es una militancia que refleja la verdad del evento, el contacto con lo singular–universal.