“…al trazar el origen de una idea inevitable a la que se llegó, nos percatamos de que hubo muchas avenidas que llevaron allí. El tema de la polarización en mi trabajo es un caso así. Viene de un sueño donde se me señala en un libro, con el dedo índice, el nombre L.P. Rosen, y luego la constatación de que esa persona es uno de los colaboradores en múltiples ensayos científicos sobre radioastronomía; o viene de un concepto de los indios Yanomami, sobre cómo se sacan al ruedo los espíritus del subsuelo cuando se extraen los hidrocarburos: el ADN de un origen lejano de la madre tierra; o viene de vivir la vida perceptual en relación al ruido mediante el cual se habilita la experiencia apofénica, es decir que se lee el mundo como un código infinito, o se captan señales débiles del Universo y se ausculta su sentido escondido. O viene de una fascinación de niño con el tornasolado de la gasolina sobre el agua; o de un método de navegación tanto de los Vikingos como de los escarabajos; o de la novela Contact de Carl Sagan y sus múltiples pistas sobre el momento en el que los desarrollos de punta en Astronomía tornarían la Cosmología en una ciencia exacta; o de querer ir al límite de la percepción… que es parte de la Universidad que he cursado con Jacobo Grinberg-Zylberbaum en México o con los taitas -chamanes-, del bajo Putumayo en Colombia. Esa universidad es la que plantea la pregunta sobre cómo se forman las imágenes y los objetos en nuestra consciencia.
Todas las avenidas conducían.”
En la novela Contact el patrón inteligente que capta la red de radio antenas y procesadores de SETI (Search for Extra Terrestrial Inteligence) revela en primera instancia una pulsación. De la pulsación al reconocimiento de una secuencia inteligente de números primos que confirma el contacto con la inteligencia; de ahí a la realización de que hay un audiovisual comprimido que termina siendo el discurso de Adolf Hitler en los juegos Olímpicos de Munich; y de ahí al descubrimiento de un código binario que al ser desentrañado termina revelando un plano arquitectónico para la construcción de una máquina que abrirá un portal de viaje en el tiempo. La clave de Sagan en la novela, sobre la polarización —al ser ella misma decodificada— es que adentro de esa «cualidad de la luz» terminaríamos encontrando una máquina para viajar en el tiempo, por fuera de cualquier ciencia ficción. Las imágenes del Big Bang que se han logrado en los últimos años son exactamente eso, la constatación de que hemos viajado en el tiempo, hasta los minutos después del Big Bang. Ahora nos falta solo realizar hasta qué punto ese no es solo un ejercicio de representación.