"Consensus reality is a serotonin hallucination". La frase la pronuncia Dennis Mckenna al ser provocado por un entrevistador que le pregunta cómo puede ser que él y su hermano Terence — narconautas dedicados— le otorguen tanta importancia a las alucinaciones provocadas durante la ingestión de medicinas como el yagé o la Ayahuasca. Dennis le responde con esta inversión de la lógica común. De ahí se desprende tal vez la base del camino de conocimiento que ofrece la tecnología natural de las plantas de poder, así como cualquier técnica de trance o meditación. La frase apunta a que no hay tábula rasa de la percepción, no hay un grado cero: en nuestro estado “normal”, ya de hecho estamos alucinando esta realidad a partir de las particularidades perceptivas de nuestro cuerpo; de nuestra historia adentro del cuerpo del lenguaje que nos habla, de nuestra pertenencia a campos morfogenéticos formados en millones de años; y entre ellas el coctel de hormonas, que incluye la serotonina, que colorea lo que nos es dado percibir
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Ellie tiene un encuentro con una inteligencia cósmica, el lugar del encuentro es la playa soñada por ella cuando era una niña. Y aquel que le habla se presenta ante ella en la imagen y semejanza del padre que ella había perdido a temprana edad. Ahí está una clave monumental de cómo es que se establece el contacto. La heroína pregunta cómo puede ser que esta inteligencia cósmica encarne en sus propias imágenes subjetivas. La inteligencia le responde: —como crees que podríamos hablarte de otra manera si no incorporándonos en tus propias imágenes—. Esa, de por sí es la descripción más certera de cómo es que algo encarna en una consciencia con esa fuerza de la verdad.
El tiempo terrestre del encuentro dura menos de un segundo mientras que desde la perspectiva de ella pasan diez y ocho horas. La heroína se ha encontrado una verdad que es a su vez singular, en el hecho de que ha encarnado en las imágenes de su propia memoria y sin embargo es universal, en el hecho de que ella percibe algo que esta más allá del orden de lo subjetivo. Es decir, la imagen de su padre muerto es el medio (reflejo) a través del cual se expresa una verdad que solo es perceptible como reflejo.
Ellie ejerce su defensa cuando la interroga un comité del senado de los Estados Unidos, donde se le hace la siguiente pregunta: —¿cómo quieres que te creamos que en realidad estableciste contacto, cuando lo que oímos de tu boca es la descripción de una alucinación subjetiva, cuando no hay ni una sola evidencia que nos puedas mostrar sobre ese tal contacto que tuviste? ¿Por qué no retiras tu testimonio absurdo y admites que no hubo tal contacto que no te encontraste con ninguna civilización extraterrestre?— Ella responde que desde su perspectiva como científica ella tendría que invalidar el contacto como inexistente, pero todo lo que ella es como ser humano, todo su ser confirma que en realidad el contacto sí se dio. La visión es el parteaguas que es capaz de poner en jaque esa realidad consensuada, porque el que regresa de haber tenido la visión tiene una seguridad absoluta en lo vivido en carne propia; con esa certeza retorna Ellie, del paisaje inverosímil del encuentro con el otro; y de paso lo inverosímil ya no lo es para ella.